Parte importante de Agricultura Positiva es contribuir a transformar y mejorar la vida de la mujer y un buen ambiente en que alimentos son producidos y consumidos.
Junto con el grupo de trabajo de Marco Antonio Elvir Aguilar, lanzó el concepto de centros de innovación alimentaria como el que será puesto en marcha. Dichos centros se utilizarán para seguir integrando a la mujer en el campo laborar agropecuario y ofrecer soluciones a escala para miles de familias y beneficiar por medio de los sistemas alimentarios locales usando tecnologías e innovaciones agronómicas.

Las mujeres representan el 41% de la fuerza de trabajo agrícola de todo el mundo, un porcentaje que aumenta hasta el 49% en los países de bajos ingresos.
Cualquier plan para hacer frente a los desafíos urgentes que enfrenta el sistema alimentario mundial debe contemplar la agricultura y por ende las mujeres integradas a este campo, la fuente de alimentación para miles de millones de personas debe continuar mejorando la calidad laboral y calidad de producto.
Es importante que todas las personas, que tengan o no contacto directo con el sector rural y agrícola, se preocupen por una evolución positiva en este sector y el apoyo a la mujer en su desempeño, acompañando y capacitando.
Mujeres en la Agronomía
Las mujeres representan más de un tercio de la población mundial y 43% de la mano de obra agrícola. Su papel es clave en la producción de alimentos, el desarrollo rural y la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente.

Las mujeres han estado tradicionalmente ligadas a la industria agroalimentaria, fundamentalmente a través de puestos relacionados con la manipulación, las conservas vegetales, los zumos, los productos congelados, los aceites, los vinos y los quesos, así como los productos de cuarta gama, pero se ha obviado su lugar a la hora de aplicar la alta tecnología en el sector primario, cuya formación y transferencia tecnológica ha sido puesta en marcha por los profesionales de la Ingeniería Agronómica, que en un 99,9% eran hombres.
Irene Guillén Luna afirmó que “esta situación ha mejorado con la irrupción de las mujeres en la universidad, pero la existencia de costumbres sociales muy arraigadas constituye uno de los principales obstáculos con que se encuentran las mujeres para poder desenvolverse profesionalmente, si bien en los últimos años muchas cosas han cambiado y las mujeres han afrontado una evolución socioeconómica”
Un exponente de esos cambios es el hecho de que actualmente las mujeres constituyen el 60% del alumnado de las facultades y escuelas universitarias y únicamente en las escuelas técnicas superiores continúan siendo minoría, especialmente en las carreras pertenecientes al área de la ingeniería y la tecnología.
Nuevo Modelo Social
“Sin embargo, se está intentando apostar por un nuevo modelo de desarrollo centrado en la persona, sostenible e igualitario, que exige una redistribución del poder a todos los niveles y en todos los sectores”. dijo Guillén.
Actualmente, a pesar de que las mujeres están cada vez más preparadas, les sigue costando acceder las cúpulas de dirección de las empresas. Es decir, aunque existe un reconocimiento formal del derecho de las mujeres a participar en las mismas condiciones de igualdad con los hombres en el poder y en la toma de decisiones, éstas siguen estando desigualmente representadas debido a la cultura masculina imperante.
“El principal problema al que se enfrentan las mujeres se encuentra en la conciliación laboral y familiar, que dejará de ser un obstáculo, cuando deje de ser un asunto que únicamente interesa a ellas”.
Desde la Escuela Superior y Técnica de Ingeniería Agraria de la Universidad de León se aboga por potenciar la participación de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres en la vida económica y política, así como de crear la necesidad de que éstas contribuyan en plenitud de condiciones y de capacitación para la construcción de la sociedad.
“Y en este sentido, el mundo rural ofrece un amplio abanico de posibilidades a la mujer universitaria actual, donde se requiere el conocimiento y la preparación profesional especializada, capaz de adaptar las nuevas tecnologías al desarrollo rural sostenible”.
Los nuevos grados implican una actualización de las titulaciones agrarias actuales con una orientación profesional clara, basada, entre otros aspectos, en el nuevo método de enseñanza-aprendizaje y en la realización de prácticas en empresas del alumnado.